El tren rápido de suspensión magnética parece renacer de sus cenizas. Hace un par de semanas, la Cámara Baja holandesa rechazó de manera definitiva el proyecto ferroviario Zuiderzeelijn, que habría unido la ciudad norteña de Groningen con Ámsterdam.
El consorcio Transrapid Nederland no ha abandonado la idea de un tren de alta velocidad, de suspensión magnética. Este consorcio, en el que participan el fabricante de trenes Siemens, el banco ABN-AMOR, Ballast Bedam y el grupo BAM, quiere hacer realidad el tren soñado para mejorar las conexiones con el servicio de cercanías de las principales ciudades holandesas. Las empresas están incluso dispuestas a asumir los enormes costos del proyecto.
Se trata en realidad de una conexión de Metro súper rápida, primero entre la ciudad de Almere, Ámsterdam y el aeropuerto de Schiphol, y más tarde con otros puntos de cercanías. Técnicamente, el tren de suspensión magnética es casi idéntico a los que funcionan desde hace ya varios años en Alemania y China. El rechazo de los diputados al proyecto entre Groningen y Ámsterdam se debió al exorbitante precio de su realización.
Sin dinero fiscal
Barato no es: según cálculos del consorcio Transrapid Nederland, el trayecto entre la ciudad de Almere y el aeropuerto de Schiphol costará unos 2.200 millones de euros. Pero esta vez, Transrapid quiere asumir el riesgo de la inversión, dijo el presidente del Consejo de Administración, Martin van Pernis. El consorcio cree que es posible recuperar el dinero, que provendrá enteramente de fuentes privadas, en un plazo de entre 40 y 50 años. En relación con un billete normal de tren, el precio del pasaje en el “Randstadrapid”* será un poco más caro en segunda clase, y un poco más barato en primera.
Mejor es flotar
¿Por qué invertir tanto dinero en un tren como el de suspensión magnética? ¿Por qué no un tren rápido, pero con las ruedas de siempre? Esto tiene que ver con las características del tren de suspensión magnética, que lo hacen especialmente adecuado para el transporte en las zonas urbanas.
Este tipo de tren no toca el riel por el que avanza, por lo tanto es silencioso. Además puede hacer curvas más cerradas e ir más rápido en subida, lo que hace más sencilla la instalación de los rieles. Además de su velocidad, el tren puede acelerar y frenar con mayor facilidad, por lo que puede detenerse en una mayor cantidad de estaciones. Por último, el Transrapid utiliza menos energía y es limpio. Martin van Pernis se muestra orgulloso al respecto: “Si se observa el nivel de emisiones de Co2, el uso de energía de un tren de suspensión magnética es el más bajo que existe”.
Riesgo
El consorcio está dispuesto a financiar el proyecto en su totalidad. Según Wijnand Veneman, de la Universidad Técnica de Delft, éste es justamente el inconveniente. “En un caso como este, las responsabilidades del Estado y las del concesionario son muy difíciles de separar, lo que hace que el proyecto se complique enormemente”, explica. Además, la incorporación de un sistema de transporte de este tipo en el espacio entre Almere y Ámsterdam es jurídicamente compleja. Incluso la instalación de un nuevo carril simple en una autopista tropieza a menudo con gran cantidad de dificultades y engorrosos procedimientos legales. Pero, Martin van Pernis sabe lo que le espera. Incluso si La Haya dijera mañana mismo: “De acuerdo, construyan la línea”, Van Pernis sabe que tomará bastante tiempo. “Si miramos las cosas con optimismo y resolvemos todos los asuntos legales, las regulaciones y los informes de impacto medioambiental, creo que dentro de 9 años podríamos estar viajando en el tren”, concluye Van Pernis.
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